Fascitis plantar y dolor de la planta del pie

Fascitis plantar y dolor en la planta del pie: lo que nadie te cuenta El dolor en la planta del pie es una de las molestias más habituales en consulta y muchas veces se diagnostica directamente como fascitis plantar. Pero la realidad es que este dolor puede tener múltiples orígenes. En este artículo quiero contarte, desde mi experiencia clínica, por qué no siempre la causa principal es la fascia, cuáles son los errores de diagnóstico más comunes y cómo trabajamos en fisioterapia para devolverle al pie su equilibrio, su fuerza y su movilidad. Cuando aparece dolor plantar, no siempre hablamos de fascitis plantar. Estas son algunas de las causas más frecuentes con las que puede confundirse: Espolón calcáneo: ese huesecito en forma de clavo que se ve en radiografías y generaría un dolor en el talón del pie. Tendinopatías del tibial posterior y otros músculos que sostienen el arco plantar. Patología del flexor corto del dedo gordo, clave en la propulsión al caminar y correr. Dolores irradiados desde la zona lumbar (raíces nerviosas L4, L5 y S1 responsables de la sensibilidad plantar). Síndromes de atrapamiento nervioso como el túnel tarsiano o la compresión del nervio de Baxter. Fracturas por estrés del calcáneo, frecuentes en corredores o tras aumentos bruscos de actividad. Atrofia de la almohadilla grasa del talón, que disminuye la amortiguación natural del pie. Como ves, el dolor en la planta del pie tiene muchas posibles causas y reducirlo todo a fascitis plantar es quedarse corto. A continuación vamos a incluir las causas más habituales por las cuáles las personas que vienen a nuestra consulta sufren de dolor plantar. Fascitis plantar y caída del arco Uno de los hallazgos más frecuentes en consulta es la caída del arco plantar debido a la debilidad de los músculos intrínsecos del pie. Este hecho no siempre causa dolor por sí mismo, pero sí predispone a que el sistema nervioso detecte el pie como “en riesgo” y genere dolor. Además, esta situacion puede estresar mucho a la fascia plantar, ya que la deja en una posición de mucha tensión excéntrica. Dicho de otra manera, la fascia tiene que estar sujetando ambos extremos del pie haciendo que esté permanentemente sometida a tensiones longitudinales pudiendo generar inflamación y dolor plantar. Diferentes tipos de arco plantar y su relación con la fascitis plantar Patología del sistema nervioso Además, no debemos olvidar que el dolor en la planta del pie también puede estar relacionado con la zona lumbar de dos maneras diferentes: 1. De las metámeras (o segmentos vertebrales) de las vértebras L4, L5 y S1 salen y entran los nervios que acaban llegando a la planta del pie. Estos nervios transmiten información motora y sensitiva del pie (entre otros). Cualquier afección en esta zona puede condicionar al correcto funcionamiento y procesamiento de esta información, generando disfunciones de movimiento y percepciones sensoriales alteradas. 2. En los segmentos vertebrales lumbares altos (T12-L2) encontramos los centros nerviosos de procesamiento del sistema nervioso vegetativo o autónomo que viaja a todo el miembro inferior, incluido el pie. Este sistema se encarga de decidir, entre otras cosas, cuándo y cuánto se dilatan y se contraen las venas, arterias y capilares sanguíneos, condicionando a la cantidad de sangre que llega a la fascia y pie en general y, por lo tanto, a la capacidad de drenaje y limpieza de la zona. Un desajuste en este sistema podría alterar el correcto aporte sanguíneo de la microcirculación, y por lo tanto de oxígeno y nutrientes, etc. lo cuál dificulta la limpieza, el drenaje y la recuperación tisular de la zona. Restricciones de movilidad y adaptaciones biomecánicas Lesiones antiguas como esguinces, fracturas o deformidades (hallux rígidus, hallux valgus o juanetes) pueden alterar la movilidad del pie. Estas adaptaciones sobrecargan estructuras como la fascia plantar o los tendones, resultando en inflamación y degeneración, y dificultan el libre movimiento del pie, reproduciendo síntomas parecidos a los de una fascitis plantar. Tratamiento activo: resolver el verdadero problema ¿Cómo curar la fascitis plantar o el dolor plantar? La clave no está en “apagar” el dolor, sino en devolverle al pie su equilibrio. Para ello, seguimos un enfoque progresivo: Identificar el problema real: Determinar cuál es la fuente del problema. ¿Es lumbar?, ¿El recorrido nervioso?, ¿Un fallo en la biomecánica?, ¿Debilidad muscular?, ¿Estás durmiendo bien? Establecer la estrategia con el tratamiento adecuado y ejercicios sencillos pero bien enfocados, reduciendo mientras tanto la carga repetitiva (andar, correr, saltar). Progresar hacia mejores hábitos y ejercicios con más carga: ponerse de pie, caminar, gestos deportivos. Conciencia activa del arco plantar en todas las actividades. Los músculos más importantes que trabajamos son: tibial posterior, tibial anterior, flexores cortos y abductor del dedo gordo y, de manera global, la cadena posterior. Ejercicios y herramientas útiles Ejercicios con gomas: se busca inducir la caída del arco para que el paciente aprenda a corregirla, activando la musculatura protectora. BlackBoard Training: una tabla de entrenamiento que permite trabajar la estabilidad e independencia del pie respecto al resto de la pierna Gracias a ella, el pie recupera fuerza, control y capacidad de adaptación a todo tipo de terrenos. Conclusión El dolor en la planta del pie no siempre es fascitis plantar, aunque muchas veces se diagnostique así. Puede deberse a debilidad muscular, caída del arco, atrapamientos nerviosos, problemas lumbares o incluso fracturas por estrés. Debemos saber que el dolor, incluido el de la fascitis plantar, no siempre refleja daño en el tejido. Es una señal de protección del sistema nervioso, que busca llamar nuestra atención y que modifiquemos conductas. Por eso, si solo tratamos el pie sin mirar al resto del cuerpo (lumbares, cadera, rodilla…), probablemente no demos con la verdadera causa. El tratamiento más efectivo no pasa por terapias pasivas, sino por un trabajo multidisciplinar activo y progresivo que readapte también la biomecánica del pie, devolviendo la fuerza, estabilidad y libertad de movimiento necesarias para afrontar cualquier situación. ¿Te duele la planta